El mito de la abeja asesina

Los medios de comunicación han creado un montón de mitos alrededor de las llamadas «abejas asesinas».

Estas abejas con mal genio han alimentado muchos titulares sensacionalistas y películas de terror de bajo presupuesto.

Además, este tipo de publicidad ha tenido un impacto negativo e inoportuno en la apicultura para aficionados. El miedo de una comunidad puede hacer que a un apicultor le cueste ganarse el apoyo y la aceptación de sus vecinos.

Por otra parte, los titulares sensacionalistas han creado una legislación sensacionalista contra la cría de abejas en algunas comunidades.

El público está en guardia. Encima, las abejas asesinas presentan otro problema para el apicultor: si las tienes en tu área, debes manejar tu colonia con cuidado para evitar que tus propias abejas se hibriden y se vuelvan más agresivas. No obstante, siempre que se visitan abejas hay que ir con la adecuada protección.

¿Qué son las «abejas asesinas»?

En primer lugar, vamos a corregir su nombre. Las abejas con malas relaciones públicas son en realidad abejas melíferas africanizadas (AHB, por sus siglas en inglés) o Apis melliferas scutellata, si quieres ponerte técnico.

El seudónimo de «abeja asesina» fue obra de nuestros amigos de los medios de comunicación. Por ello recomendamos que se informen más en blogs especializados en apicultura como este.

¿Cómo surgió el problema de la AHB?

Todo comenzó en 1956 en Brasil. Un grupo de científicos experimentó con la cría de un nuevo híbrido que produjese una miel superior.

Para ello, cruzaron una abeja melífera notoriamente agresiva (de África) con la abeja europea, mucho más dócil. Pero se produjo un pequeño accidente. Algunas reinas africanas escaparon a las selvas de Brasil. Estas reinas irritables se cruzaron con abejas europeas en la zona, y voilà: la AHB se convirtió en un problema.

Físicamente, las AHB se parecen a las abejas europeas. De hecho, hay que observarlas bajo el microscopio o hacerles una prueba de ADN para detectar la diferencia. Su veneno no es más poderoso que el del resto.

Como nuestras dulces abejas, también mueren después de picar. La principal y más infame diferencia es su temperamento: son muy defensoras de sus colmenas y rápidas al atacar, persiguen a los intrusos a grandes distancias y pueden pasarse días enfadadas después de un incidente.

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