En mi lejana juventud, el ídolo de los niños fue Superman, el súper hombre que luchaba por la justicia y el orden. El hombre que, sin que su amada Luisa Lane lo supiera, se vestía con su traje de azul y rojo y volaba para hacer justicia y evitar desastres, siempre atento, siempre listo.

Hoy la vida moderna inventó un nuevo Súper Man o mejor el Súper Mac; hamburguesas súper grandes, con doble carne, doble queso, doble tocineta… “doble de lo que quiera, que se lo vendemos”. También inventó el súper litro o litrón, desafiando todas las reglas existentes; ya los litros no son de 1.000 cc sino de 1.100 cc o más.

Esto generó unos súper humanos con muchos más kilos que los que su organismo puede manejar. Hoy las aerolíneas bajan a los pasajeros por sobrepeso e, incluso, una universidad en EE.UU impuso como norma no graduar obesos. Logramos con los “Súper Manes”, tener casi 1.000 millones de personas obesas: patología responsable de las cuatro enfermedades que más muertes causan.

La moda de súper grande, lo único que ha logrado es volver súper grandes los problemas de salud. ¿Cuánto le cuesta al Estado curar, sanar, aliviar a tantos enfermos por la dieta occidental?, ¿Por los accidentes cerebrales, cardíacos y de diabetes que ocasionan?

Queremos ver una industria alimentaria grande y ganando dinero, y ojalá, generando mucha riqueza pero vendiendo alimentos sanos, alimentos que alimenten, NO alimentos que enfermen.

La moda de lo súper grande se tomó la comida, todo es súper más, superar los niveles de venta de los fabricantes de comida es el principal logro de los proveedores de comidas. Es súper no de superior, si no de súper dañino, de súper costoso, por lo que cuesta controlar los excesos que en salud provoca la moda súper.

Tendremos que súper ar, la moda superó de súper Mc. Pues al parecer Mc no significa Mac Donald significa más comida, más costos, más complicaciones, más complejos (los problemas), más y más más.

Pensemos, reflexionemos y actuemos.