Síntomas y tratamientos de la rodilla de saltador

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La rodilla de saltador es también llamada; tendinitis rotuliana. Consiste en una inflamación o lesión del tendón rotuliano, que es un tejido parecido a una cuerda que hace de punto de unión entre la rótula y la tibia. Se podría decir que la rodilla de saltador se produce debido a una sobrecarga. Primero se evalúa mediante un sistema de calificación que mide el grado de la lesión en unos parámetros que van del 1 al 5, siendo este último el referente de un dolor constante y que hace imposible le practicar cualquier actividad deportiva.

Es en los niños que practican con regularidad un deporte donde se producen un mayor número de lesiones de este tipo. Saltar, caer y cambiar de dirección constantemente pueden ser motivo de torceduras y daños en el tendón rotuliano. Del mismo modo muchos atletas se entrenan a pesar de sufrir esta sobrecarga porque no le dan la importancia que merece. Pero es importante tener en cuenta que puede ser una lesión que se puede agravar con el paso del tiempo y acabar necesitando de cirugía.

Tener una buena prevención es básico haciendo estiramientos de los músculos. Un calentamiento previo con el estiramiento de los cuádriceps, los músculos de la corva y los de la pantorrilla puede ser efectivo. Es aconsejable estirar los músculos después de practicar el ejercicio. La mayoría de los pacientes evolucionan bien y de manera progresiva si se siguen todas estas pautas.

Entre los síntomas más frecuentes a la hora de padecer de la rodilla de saltador habría que destacar:

  • Rigidez en la rodilla, poniendo especial atención a la hora de saltar, agacharse, sentarse o subir escaleras.
  • Dolor en el cuádriceps o al flexionar la rodilla.
  • Sensación de debilidad en la pierna.
  • Dolor directo sobre el tendón rotuliano.
  • Hinchazón alrededor de la parte inferior de la rodilla.

Si se es consciente de sufrir de uno o más de estos síntomas hay que acudir de inmediato al especialista en fisioterapia deportiva (como éste, por ejemplo) para iniciar el tratamiento correspondiente. La rodilla de saltador se analiza mediante un sistema de calificación que mide el grado de la lesión. Entre lo que su médico le pedirá es que salte o se arrodille para comprobar el alcance del problema. Según el nivel el tratamiento puede consistir en reposo combinado con hielo o la cirugía.

Si por el contrario la lesión es un poco más moderada entonces el tratamiento requeriría de otras actuaciones tales como:

  • Reposo relativo.
  • Elevación de la rodilla siempre que le paciente sienta dolor (para ello basta con apoyar la pierna en una almohada).
  • Aplicación de una banda o sostén para la rodilla para aminorar el dolor y aliviar la presión del tendón rotuliano.
  • Adaptarse a un entrenamiento más suave y procurar disminuir los impactos.
  • Realizar ejercicios de mínimo impacto para ayudar a fortalecer la rodilla.
  • Practicarse masajes (fisioterapia, osteopatía, magnetoterapia).
  • Rehabilitación para el fortalecimiento muscular. Siendo el centro los grupos musculares que soportan el peso (cuádriceps y los músculos de la pantorrilla).
  • Recurrir a medicamentos antiinflamatorios para reducir el dolor y la hinchazón.
  • No es aconsejable la inmovilización, es mejor procurar evitar movimientos dolorosos.
  • No abusar de las cinchas de descarga.
  • En casos un poco más graves y antes de tener que pensar en la cirugía se puede acudir a técnicas fisioterapéuticas avanzadas. Éstas incluyen terapias no muy invasivas como son las infiltraciones. Inyecciones específicas para desensibilizar las terminaciones nerviosas y reducir con ellas la inflamación.
  • En ocasiones, si se llegan a producir calcificaciones podría ser necesario hacer uso de ondas de choque extracorpóreas.

Si, por el contrario, y siguiendo todas estas indicaciones no se logra la recuperación, entonces se debe recurrir a una intervención quirúrgica. Es de lo más sencillo y prácticamente indoloro. Consiste en practicar una artroscopia en la rodilla para confirmar el estado del cartílago y el menisco. Seguidamente se le hace una incisión lateral en el fémur y un alargamiento del tendón plano para que no se siga produciendo más fricción en la zona. Después de esto, el deportista no debería tener problemas para reanudar su actividad a los dos meses aproximadamente.

La recuperación de la rodilla de saltador puede prolongarse desde unas semanas a algunos meses. Lo más recomendable es no hacer deporte o actividades bruscas que puedan motivar agravar el estado de la rodilla y empeorar la situación. Pero estar en fase de recuperación no quiere decir que no se pueda practicar ningún deporte. Eso vendrá determinado por el grado de la lesión. Se puede continuar realizando deportes o actividades de carácter más moderado. El especialista le aconsejará sobre lo que está o no permitido hacer durante este proceso.