“¡Tierra…!” gritaron unos españoles hace más de 500 años cuando divisaron América. Hoy, después de esos 500 años, árabes, chinos y europeos ven a Latinoamérica y gritan “¡Tierra!”.

Vuelvo sobre un tema que ya traté, retomando las reflexiones del periodista  Daniel Samper Pizano, en noviembre de 2011, cuando escribió un artículo alertando acerca del peligro que corre Latinoamérica si hace lo que ya hicieron las repúblicas africanas Sierra Leona y Uganda. Estas naciones, ante falsas promesas de empleos y oportunidades de desarrollo, lo único que lograron fue más pobreza para sus habitantes, menos empleos y la devastación de sus recursos naturales.

Sierra Leona, alquiló por 50 años 40.000 hectáreas de su propiedad a Suiza para producir biocombustibles, con la condición de ofrecer 2.000 nuevos empleos a su gente y transferencia de tecnología. Después de tres años, sólo habían generado 50 empleos y destruyeron el equilibrio hidrológico que les permitía cultivar arroz… ahora, sólo tienen unos pocos dólares, son más pobres y tienen menos comida.

Abramos los ojos. Porque con la promesa de transferencia tecnológica, la multiplicación de riqueza y el tren de la agricultura, no sea que terminemos siendo los colombianos y, en general, los latinoamericanos unos pobres países, con gente más pobre y con menos riquezas naturales de las que ya tenemos el privilegio de contar como nuestras. Somos ricos, inmensamente ricos en agua, biodiversidad y en tierra.

En Colombia tenemos 1’100.000 Km2 de área continental, sin contar con los 900.000 km de área marítima y sólo somos 47 millones de colombianos. India tiene 3’200.000 km2 (dos veces más nuestra área) y tiene 1.250 millones de personas para alimentar; es decir que, en dos veces nuestro tamaño, tiene que darle comida a más de 1.203 millones de seres humanos.

Aprovechemos nuestra riqueza para generar riqueza. Primero para los colombianos y luego para el mundo; produzcamos comida, mucha comida, porque el mundo desarrollado la necesita. Pensemos solo en India, China y Brasil y con esos tres países tenemos suficiente gente para alimentar. Así, con esos recursos, estaríamos en capacidad de darle desarrollo a 47 millones de colombianos.

Que los colombianos todos podamos disfrutar de esa inmensa riqueza que significa tener tierra, agua y biodiversidad.

Tierra gritemos que tenemos tierra, que es lo que ya no tiene el mundo y en especial tierra para cultivar y producir comida.