América Latina y el Caribe sin Hambre

Traigo una presentación de 21 diapositivas respaldadas por un documento de 16 páginas que lo entrego a cada uno de ustedes. Pero les solicito el favor de permitirme no darle las cifras de lo que hemos logrado en Colombia, basadas en los mismos Programas que estamos realizando en toda América Latina y el Caribe.

Permítanme continuar una reflexión que empecé hace unos meses en Panamá en el Parlamento Latinoamericano y lo continué hace 20 días ante el Senado de Colombia, en un foro sobre Seguridad Alimentaria al cual me invitaran.

Lo anterior en razón a que nos desanima mucho saber que el gran esfuerzo que hicimos en Latinoamérica y el Caribe en los últimos 10 años en la lucha contra la pobreza, lo hayamos perdido el pasado año a raíz de la crisis económica ocasionada entre otras razones, porque unos especuladores hipotecaron, rehipotecaron y volvieron a hipotecar las viviendas norteamericanas y cuando esa burbuja se les explotó y no sabían donde llevar su dinero, decidieron colocarlo en la bolsa a través de los alimentos, convirtiendo así a  los alimentos en un artículo transable y a la agricultura en un agro negocio, donde los alimentos dejaron de ser una necesidad para convertirse en una mercancía y su producción fue desvinculada del carácter de sustento y se orientó cada vez más a la competencia por servicio. Donde alguien sin ver un grano de trigo y sin tocar un maíz, logra a punta de martillazos desde Wall Street o desde Tokio que suban o bajen los precios de los alimentos, no importando, que un martillazo de esos, mate de hambre a 10 millones de seres humanos en el África Subsahariana.

Preguntémonos porque hay actualmente en el mundo 1.020 millones de pobres hambrientos y casi 1.000 millones de obesos, esta última patología que sólo en EEUU ocasiona 400.000 muertes al año y les cuesta 75.000 millones de dólares en costos adicionales de salud y 56.000 millones de dólares en horas de trabajo perdido.

Antes déjenme graficar que son 1.020 millones de pobres, si cada segundo entregáramos un dólar en esta puerta a un pobre del mundo, pasarán 32,3 años para ver desfilar al último pobre del planeta y entonces la mayoría aquí estaríamos muertos y el más joven, dulcemente pensionado sin encontrar aún la solución a la pobreza. El problema no es la cifra, el problema es la magnitud de la cifra.

La causa creo que es una sola, el modelo económico, modelo que si pretendía lograr la Seguridad Alimentaria y la abundancia de alimentos para todos fracasó rotundamente, pero si los objetivos eran otros, seguramente es un modelo súper exitoso.

Pero como la iniciativa América Latina y del Caribe Sin Hambre (ALCSH) tiene como objetivo contribuir a erradicar el hambre y garantizar la Seguridad Alimentaria y Nutricional y partiendo de que la Oficina Regional de la FAO adopta la iniciativa como referente de su acción y estrategia regional de Seguridad Alimentaria y uno de los objetivos específicos de este proyecto es sensibilizar a los actores claves del sector público, académico y privado en el tema del hambre y la desnutrición. Permítanme con estas reflexiones tratar de motivarlos para que propongamos en nuestros países unas estrategias que permitan de verdad lograr la voluntad política de todos (gobiernos, privados, academia) para erradicar el hambre.

Para lo anterior tenemos que repensar un modelo donde la OMC, el BM, el BID, las bolsas, los tratados de libre comercio, dejen por fuera en sus negociaciones los alimentos (como lo fue antes), que comercien con armas, con ropas, con vivienda, con juguetes, con cosméticos, etc, pero NUNCA más con la comida.

Que no condicionen sus créditos y sus avales a políticas de reducciones arancelarias, a imposiciones estructurales de apertura de mercado, que solo logran que países como Haití con suficiente producción interna de arroz, después de  superar desastrosos gobiernos de los Duvalier y ante los condicionamientos del BM, del BID y de la OMC, hoy sea el principal  comprador de arroz de EEUU, cultivo éste altamente subsidiado en ese país con 1.000 millones de dólares anuales.

Que Filipinas que en el 90 era exportador neto, la reestructuración del Estado lo volvió el mayor importador del mundo de arroz, con 2 millones de toneladas al año.

Que los tigres asiáticos después de seguir sus recomendaciones son hoy unos simples gatitos.

Que no se nos olvide nunca que Argentina salió de su crisis, haciendo exactamente lo contrario a lo que le recomendaba y exigía el BM.

Que México después de declararse insolvente en 1984 para poder pagar su deuda externa, el BM y el BID lo obligaron a una reforma estructural de apertura de mercado, de reducción de aranceles, de desmantelamiento del crédito y a la firma del NAFTA, hicieran que la entrada masiva del maíz de EEUU haya logrado después de solo 8 años de firmado este acuerdo que 1’300.000 campesinos hayan migrado del campo, muchos de ellos como ilegales a EEUU, donde algunas compañías legales los tratan no muy legalmente.

Tenemos que pensar un modelo donde el combustible que requieren los países desarrollados, no se produzca en nuestros países y ni siquiera en sus países mientras afecten la producción de alimentos.

Esto porque el desvió del 5% de la producción mundial de cereales, a la producción de agro combustibles, ha incrementado el precio de los granos, según del Departamento de Agricultura de EEUU entre un 5% y un 20; según el Instituto de Investigaciones de Políticas Alimenticias de EEUU (IFPRI) un 30%; y, en un informe filtrado del BM dice que es el 75%. Actualmente la industria de los biocombustibles consume 2/3 de la oferta estadounidense de maíz, y el etanol consume el 30% de maíz, cuando en el 2002 era solo 10%.

Tenemos que pensar un modelo que entienda que la agricultura se rige por biología y que la industria por la mecánica, que si se me avería una máquina que produce un millón de botellas hora, yo cambio la máquina y la nueva me producirá  un millón de botella hora, mientras si mis vacas se enferman de paratuberculosis, puedo comprar vacas superiores en Holanda y al mes no me están dando la misma leche; un modelo que entienda que en la agricultura  el insumo más importante y más caro, es la tierra y que la producción agrícola es menos flexible. Una fábrica puede responder a la bajada de precios despidiendo a la mitad de sus trabajadores (si la mano de obra es su costo principal), mientras que la tierra no puede ser despedida y en la mayoría de los casos hay que seguir cultivándola, pagar los préstamos, el predial; la tierra es un costo fijo y los agricultores tienen muy poco control sobre ella.

Tenemos que lograr un modelo que entienda que a diferencia de la totalidad de las materias primas, los alimentos no tienen sustitutos.

Un modelo que entienda que en los próximos 40 años la demanda de alimentos se disparará por dos motivos:

1. La población mundial seguirá creciendo, agravado esto porque India no tiene control de la natalidad y porque China ante el envejecimiento de la población, está siendo laxa con la norma de un solo hijo.

2. Porque los países en desarrollo quieren igualar las pautas de alimentación occidental. El consumo de carne  persona/año en EEUU es 98 kg, China 25 kg, India 5,5 kg; si todos consumiesen carne como en EEUU, la producción mundial solo alcanzaría para 2.600 millones y somos 6.200 millones y muy pronto 9.500 millones.

Tenemos que lograr un modelo que no ponga a competir a los productores de los países en desarrollo con productores de países desarrollados, con unos perversos subsidios, deformadores de las verdades agropecuarias.

En 1920 agricultores europeos y estadounidense pidieron apoyo y les dieron unos subsidios temporales, que después de 90 años siguen siendo temporales e incrementales.

Los subsidios supuestamente se crearon para controlar la producción, pero cuando los precios bajaron, los agricultores sembraban más para obtener mayores subsidios. En 1.962 pagaron en EEUU para dejar de cultivar 26 millones de hectáreas (más de la mitad de la extensión total de España), sin embargo produjeron 24 millones de toneladas, más del doble de la demanda actual.

Estos subsidios hicieron que los EEUU exporten maíz al 27% del costo, trigo al 33%, leche al 39%, azúcar al 56% y muslos y alas de pollo al 60%, ¿así quién compite?

A Tyson, uno de los 4 dueños de la carne del mundo; el maíz y la soya subsidiada le ahorran a esta empresa 288 millones de dólares al año.

Entre 1995 y 2005 el tesoro de EEUU entregó 155.000 millones de dólares a agricultores y ganaderos (suma superior a toda la ayuda americana en ese tiempo). No nos apoyen, con que no subsidien es suficiente y les podremos competir.

Según el Washington Post desde el 2.000 se habrían pagado 1.300 millones de dólares a individuos que nunca habían cultivado nada, incluyendo 490.000 dólares a un cirujano de Houston, que había comprado un terreno cerca de esa localidad, en el que alguna vez se había cultivado arroz. Un profesional americano, hijo de americano y nieto de Irlandés, se gana 5.000 dólares al mes, (bien pagado), a ese cirujano le dieron el sueldo de 8 años (96 meses), por competir con nuestros arroceros, sin sembrar arroz. Perversidad de perversidades, que habrá que corregir.

Tendremos que pensar un modelo que cambie la tendencia de la dieta occidental, si queremos superar la pobreza, y si queremos acabar con el hambre y la desnutrición.

EEUU el gran impulsor de la dieta occidental, en el 2007 aparece en el Word Fact Food en el puesto 47 en el índice de esperanza de vida al nacer, por debajo de Israel, Jordania, Bosnia y Las Bermudas.

El 30% de los norteamericanos tienen una dieta deficiente en vitaminas C, E, A y Magnesio. Un estadounidense nacido en el año 2.000 tiene una posibilidad entre tres de desarrollar diabetes, diabetes que les quita 12 años de vida en promedio y que cuesta en salud 13.000 dólares año contra 2.500 de una persona sin diabetes.

En 1.960 en EEUU se gastaban el 17,5% del ingreso en comida y el 5,2% en asistencia sanitaria; actualmente es 9,9% en comida y 16% en asistencia médica, y todo porque con los avances logrados después de los años 30 en la producción de alimentos (revolución verde) y de que en 1970 la política de EEUU (Nixon) fue alimentos baratos y alimentos buenos para vender, no para comer y además se impulso luego el mercado de las grandes superficies por encima del mercado de agricultores, de centrales de abasto o de pequeñas tiendas y allí la teoría Maltusiana fue reemplazada por el modelo Walmartiano (Wall Mart) de vender todos los días más barato,  comprando todos los días más barato (más por menos); más empresarios, menos campesinos; más utilidades, menos salarios; más empleados, menos sindicatos; más riqueza, menos equidad.

Este supermercado (Wall Mart) es hoy la 20va potencia mundial por delante del PIB de Turquía, Austria, Arabia Saudita y Noruega; con ventas en 2004 de 288.000 millones de dólares, ventas superiores a las de cualquier petrolera y fábrica de automóviles.

Ford impulso que sus empleados ganaran bien para poder comprar sus carros. Wall Mart tiene empleados con salarios 20% más bajos que el promedio; así empleados más pobres, le tienen que comprar a él que vende más barato.

Para enumerar sólo dos ejemplos de lo que hicieron las grandes investigaciones pagadas por las multinacionales:

Durante 30 años estuvieron diciéndonos que la grasa de los animales, la leche y los huevos eran dañinos y fueron reemplazados por margarinas que eran saludables, el Instituto de Salud  Pública de la U. de Harvard no encontró evidencias ciertas de lo primero, pero se encontró que las grasas hidrogenadas elevaban los niveles de colesterol malo y bajaban los niveles de colesterol bueno (que viva el cerdo y su chicharrón), aumenta los triglicéridos factor de riesgo de las enfermedades cardiacas, favorecen la formación de coágulos, favorecen la resistencia a la insulina y para rematar, al sustituir grasas por hidratos de carbono, se  sube de peso.

El gran cambio en la dieta de EEUU, sucedió cuando el Departamento de Agricultura incrementó las calorías provenientes de azúcares del 10% (recomendación de la OMC razón por la cual EEUU solicitó no le dieran más recursos) al 20%, si a esto le agregamos las calorías de los carbohidratos (9 de cada 10 raciones son carbohidratos) es decir que la dieta occidental el 50% son azúcares, que fuera de energía no aportan nada más que problemas.

Finalmente no me resta sino invitarlos a que realicemos de la mano de la FAO un gran foro, donde invitemos filósofos de la economía, como Amartya Sen, Jeffrey Sacks, Stiglitz, Lester Brow, O. Wilson y demás, para que encerrados unos días descubramos el modelo que permitirá sacar a los alimentos del gran comercio, la gran especulación, los grandes tratados y así podamos ver un mundo más rico y más equitativo.

– Ponencia presentada en Quito (Ecuador) en la cuarta cumbre de América Latina y el Caribe sin Hambre.

Bibliografía:

  • Amartia Sen , Lebster Brow, O, Wilson
  • El hambre que viene, Paúl Roberts
  • Del campo al plato, Xavier Montagut
  • El detective del supermercado, Michael Polan
  • Supermercados no gracias, Esther Vivas
  • Alimentos globalizados, Xavier Montagut
  • Vacas, cerdos y brujas, Marvin Harris

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