Una hija desanimada porque todo le salía mal, fue a pedirle consejo a su padre que se dedicaba a la bella profesión de la cocina, en otras palabras era chef, este al ver tan angustiada a su hija la llevó a la cocina y la paró frente a tres ollas con agua hirviendo. En una puso zanahorias, en otra huevos y en otra café. Luego de un rato sacó las zanahorias, los huevos y el café, las puso en un plato.

Pasados unos minutos y le preguntó a la angustiada hija: ¿Qué ves…? Ella, extrañada, contestó: padre pues veo unas zanahorias, unos huevos y café.

El padre mirándola tiernamente le dijo: “Hija, estos tres elementos enfrentaron la misma adversidad: agua hirviendo y mira que cada una reaccionó diferente: la zanahoria entró dura y se ablandó, el huevo entró frágil y se endureció y el café cambió el agua y la convirtió en una agradable y olorosa bebida.

Así es la vida hija. Los seres humanos, ante las dificultades, reaccionamos diferente. Tú puedes escoger cómo reaccionar: te ablandas y te vuelves frágil o te endureces y te vuelves insensible o haces como el café que cuando las cosas se ponen más graves las transformas.

Es tu decisión. Tú decides si desanimarte, volverte indiferente o, mejor, cambias ante las dificultades.

Hoy en esta convulsionada Colombia con tantos problemas y dificultades, lo más fácil es   ablandarnos, volvernos frágiles y no asumir nuestras responsabilidades que tenemos como ciudadanos. También nos podemos endurecer  y volvernos insensibles con el país, diciendo que la responsabilidad no es nuestra, que  es de los gobernantes, de los políticos, de los curas, de … … y  olvidar nuestras responsabilidades..

En esta columna te invitamos a ser como el café. A que ante las dificultades y la adversidad cambiemos de actitud y transformemos las cosas. Que cada uno de nosotros cumpla sus responsabilidades como ciudadano, que cumplamos las normas, respetemos las leyes, paguemos impuestos, es decir todas aquellas acciones propias de un ciudadano responsable y así actuando veremos salir adelante el país.

Si tenemos dificultades y problemas cambiemos de actitud; así, haremos la vida, la sociedad y un país mejor. Pasemos de ir viendo a hirviendo… ebollucionemos (de ebullición) para evolucionar.

Hay que evolucionar. Piense, reflexione y actúe.