Pensando pensamientos HABITO O HÁBITO (72)

En mi ya lejana juventud escuchaba con mucha frecuencia un refrán popular que decía “El hábito hace al monje”. Se refería a las costumbres que se adquirían por la repetición frecuente de una conducta. Recuerdo que nuestros padres la coreaban mucho. Se hacía “hábito” al agradecer todos los días los alimentos, al lavarse bien los dientes, al  comportarse bien en la mesa, en las visitas y, en sinnúmero de circunstancias, se inculcaban los buenos hábitos.

En esos lejanos recuerdos están las comidas. La gente se levantaba muy temprano y se tomaba los tragos que generalmente era un café negro con pan; luego venía el desayuno casi siempre con carne. Posteriormente, la media mañana, que era un refuerzo para llegar al almuerzo, el cual se cumplía al medio día, y constituía el principal alimento. A las cuatro de la tarde la merienda, y a las seis la cena, muy parecida al almuerzo, con sopa, seco y sobremesa. Y antes de acostarse algo también se comía. Esa era la costumbre o hábito para tomar los alimentos.

En la edad media la gente se levantaba al salir el sol. A esa hora, antes de salir a laborar, tomaban el almuerzo, la primera comida del día, que solía ser muy escasa. El término almuerzo vienen del latín vulgar “admordium”, derivado de amordere que significa: morder ligeramente, empezar a comer. Sin embargo, la cena, era a las tres de la tarde. Esa era la costumbre o hábito de tomar los alimentos en la edad media.

En el siglo XXI, se toma el desayuno en la mañana, habitualmente de prisa; se almuerza a la carrera cerca de la oficina y se come cualquier cosa frente a un televisor. Esa es la costumbre. Como vemos, ahora los hábitos son diferentes y las explicaciones muchas: que las mujeres trabajan, que la oficina queda lejos, que por la noche todo cae pesado, que las multinacionales prefieren bueno para vender antes que bueno para comer… Mil explicaciones, mil excusas.

Lo que no tiene excusa es comer bien, balanceado, sin prisa, de manera que sea bueno para la salud, para el cuerpo y para el alma.

La invitación de hoy es a que reflexione y cree el hábito de comer bien. Si crea este “hábito” su salud y su bolsillo se lo agradecerán.

Así podrá decir que habita con usted un buen hábito.

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