El mundo produce cada año 817.000 toneladas de maíz, 682.000 toneladas de trigo, 680.000 toneladas de arroz, 330.000 toneladas de papa, 796.000 toneladas de pollo, 618.000 toneladas de carne de res, 144.000 toneladas de pescado, 106.000 toneladas de carne de cerdo. Cuatro productos vegetales y cuatro cárnicos.

Lo grave es que estos cuatro productos vegetales proporcionan más de la mitad de calorías de la alimentación humana, y los cuatro productos animales, ofrecen el 90% de la proteína animal que consumimos actualmente en el mundo moderno.

Lo complicado de esto, es que en el mundo hay más de 30.000 especies vegetales comestibles, y actualmente la humanidad depende de solo doce vegetales para la alimentación humana.

Lo preocupante es que la información genética de estas 30.000 especies, se requiere por ser tener los genes que a unas especies las hace resistentes al calor, a la sequía, a la salinidad, a determinadas plagas, etc.; y esta biodiversidad resulta fundamental para combatir la inseguridad alimentaria debido a los problemas generados por el cambio climático sobre los cultivos.

Tenemos mucha biodiversidad. Lo que tenemos que investigar son sus propiedades para utilizarlas racionalmente.  Tenemos que comer esos cientos y miles de plantas que durante la historia de la humanidad se han consumido.

Tenemos que volver a comer productos vegetales y animales, antes que productos de la industria alimentaria preparados a base de químicos, aditivos, conservantes que no son naturales y algunos dañinos para la salud.

A la industria alimentaria lo que más le interesa son productos buenos para vender, antes que buenos para comer.

No olvidemos que los productos “empaquetados” y “envasados” son muy ricos en azúcar, sal y aceite, los que, en exceso, son malos para la salud.

Aprovechemos nuestra biodiversidad vegetal y animal para comer sano, saludable y nutritivo.