Pensando Pensamientos Carnudos (59)

Carne de primera: solomito, $18.000 el kilo; punta de anca, $14.000. Carne de segunda: posta o muchacho, $12.000; punta solomo, $11.000. Carne de tercera: morrillo y pecho, $9.000; costilla, $7.000. Carne de cuarta: lagarto, $8.000; tapa costilla $6.000.

Es decir, que entre la más cara, $18.000, y la más barata, $6.000, hay una diferencia del 200% o lo que es mejor, que un kilo de lagarto vale un tercio (33%) de lo que vale un solomito. Lo más curioso es que una costilla (carne de tercera) puede contener hasta 21,6% de proteína, y un tibón (carne de primera) 20,3% de proteína.

¿Qué nos pasa?… ¿Compramos la carne por lo que alimenta? o simplemente porque quien la vende dice que es más buena y más bonita.

¿Compramos la carne porque se ve bien? O porque nos alimenta. ¿Es importante que digan que es de primera? O es más importante que es la primera en contenido de proteínas.

Cuando se quiere hacer una comida especial, se compra salmón importado que contiene 19,8% de proteína, cuando nuestros pescados de río o de mar tienen 20.5% y cuestan cinco veces menos. En las grandes cenas se sirve caviar negro o rojo que tienen 24,6% de proteína y las ovas de nuestros pescados tienen 23%. Compramos espárragos y palmitos simplemente porque se consideran gourmet, mientras otras hortalizas valen mucho menos y alimentan mucho más.

Definitivamente compramos lo que nos venden, no lo que nos alimenta. Y nos venden alimentos que son buenos para vender, no buenos para comer. Nos venden zanahorias del mismo diámetro y del mismo tamaño, porque se empacan mejor y se ven más bonitas en el refrigerador que las exhibe; nos venden leche deslactosada y descremada, porque es más negocio sacarle la lactosa y la grasa que se venden aparte a otras industrias; nos venden leche en bolsas larga vida que la conservan tres meses, cuando me la voy a tomar al otro día. Compramos agua embotellada cuando por nuestros grifos sale agua tratada, apta para el consumo humano.

El consumismo nos está matando; tanta publicidad engañosa nos está “engañando”.

Si queremos alimentarnos bien, los alimentos tienen que ser buenos para comer, no buenos para vender.

Deja una respuesta