Pensando pensamientos de Alimentos (52)

La comida es un acto cultural, es el reflejo de la cultura de una sociedad. Esta es la razón por la cual, desde tiempos inmemorables, las diferentes razas y las regiones del mundo, han construido su propia cultura alimentaria.

Esta cultura alimentaria, en otros tiempos, fue más el reflejo de las posibilidades de acceder a los alimentos. Así, cuando el hombre era recolector y cazador recolectaba y cazaba lo que más abundaba en su medio; claro que pronto aprendió que recolectaba y cazaba lo que en tiempo y energía le resultaba más barato (que requiriera menos tiempo y lo alimentara más).

Luego, cuando apareció la agricultura, los humanos dejaron de ser migrantes, se asentaron y nacieron los pueblos y ciudades. Allí la comida dependía más de las posibilidades ecológicas, según la región. Así, las cocinas más carnívoras, están relacionadas con densidades de población más bajas y tierras poco aptas para cultivos, y las cocinas más herbívoras, se asocian a poblaciones densas y cuyo hábitat y tecnologías de producción no pueden sostener la cría de animales, sin reducir las proteínas y calorías disponibles para los seres humanos.

Dando un brinco en los periodos de la historia, llegamos a los tiempos modernos, donde en las economías de mercado, “bueno para comer” significa bueno para vender (independientemente de las consecuencias nutritivas). Así, los alimentos no son una fuente de alimentación para la mayoría, sino una fuente de riqueza y poder para unos pocos.

El ejemplo más aberrante, es el de la leche materna, que fue reemplazada por leche de “tarro”, porque era más nutritiva y le permitía a la madre ir a buscar trabajo en una fábrica (trabajo que ya hoy no encuentra). A pesar de saberlo, nunca dijeron que la leche materna inmuniza a los niños contra muchas enfermedades; tampoco dijeron que el hecho de mamar de la madre, crea vínculos familiares y de valores; y mucho menos dijeron, que al acortar el período de lactancia, las mujeres acortan el intervalo entre partos y por eso más embarazos y más niños, para vender más leche de tarro.

Es hora de cambiar la cultura alimentaria del siglo XXI y volver a comer para alimentarnos no para satisfacer las exigencias de la moda o de las compañías vendedoras de alimentos, volvamos a comer alimentos que alimenten, que nutran, no que engorden para luego tener que gastar la plata de la comida en gimnasios o en medicamentos para rebajar de peso. Volvamos a los alimentos que alimenten. Alimente tu mente y come bien.

¿Qué nos pasa?… reflexionemos y actuemos.

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