Estudio en detalle sobre la fiscalidad de los fondos
En la actualidad, la gestión pasiva cada vez es más importante en la inversión que realizan los españoles. Algunas de sus ventajas son una mayor facilidad de las propias gestiones económicas y los costes reducidos que proporcionan. Sin embargo, conviene tener muy en cuenta también la parte fiscal, pues conocer la forma de tributar de los fondos indexados en la renta es vital, así como saber qué les diferencia de los ETF. A pesar de que a primera vista puede parecer que los dos productos tienen el mismo modo de tributación, la realidad es que sus diferencias son múltiples, hasta el punto de que incluso pueden llegar a cambiar por completo el tipo de estrategia de inversión. Para comenzar, los fondos indexados siempre serán distintos a los fondos de inversión tradicionales, ya que su propio objetivo es la réplica de un índice, y no realizar una gestión activa que bata al mercado. A pesar de que esta distinción no tiene demasiado importancia en cuanto a la parte fiscal se refiere, sí que hace que el fondo indexado llegue a tributar como cualquier otro fondo de inversión normal. En el caso de los ETF, estos sí que actúan como acciones, y no como fondos, por lo que su fiscalidad será exactamente igual que la de un título bursátil.
Cuando se habla de un fondo indexado, se refiere a aquellos que tributan en la declaración de la renta en calidad de rentas de ahorro. Siendo más específicos, esto se encuentra en el apartado tanto de ganancias como de pérdidas matrimoniales, lo que significa que todas las acciones que se encuentren en un fondo indexado no tendrán la necesidad de pagarán ningún impuesto hasta que el usuario proceda a solicitar un reembolso de dicho fondo. Cuando el dinero se encuentra dentro del mismo, no es necesario tributar por él, y no importa lo que haya perdido o ganado, ya que las cuentas a Hacienda se pedirán cuando se quiera recuperar el dinero, ni antes, ni después. Una vez llegue ese momento, lo único que habrá que hacer será pagar impuestos por las ganancias. Los tipos aplicados sobre los fondos indexados de forma progresiva y sobre el total de los rendimientos de inversiones pueden llegar a ser muy útiles para cualquier usuario, ya que en caso de pérdidas se podrá lograr un pago de impuestos menor. También se pueden compensar estas pérdidas con las ganancias, lo que significa que solo se llega a tributar por los verdaderos rendimientos.
Los fondos indexados (más información sobre los indexados aquí) aportan un beneficio del que los ETF o las acciones carecen, y es el traspaso entre fondos exento de tributación. Esto significa que no será necesario el pago de impuestos para cambiar de fondo de inversión. Cuando se traspase el capital de un fondo indexado a cualquier otro fondo (no importa si este se encuentra indexado o no), el pago de impuestos no será necesario, por lo que se puede aprovechar el interés compuesto al invertir a largo plazo. A pesar de no parecer importante, contar con esta ventaja puede ayudar a los usuarios mucho más de lo que creen, por lo que conviene aprovecharla.