COLOMBIASA

Colombia actualmente tiene 28 millones de habitantes por debajo de la línea de la pobreza (ingresos diarios de dos dollares o menos) de los cuales 9 millones están por debajo de la línea de la miseria (1 dollar o menos diario). El desempleo en el 16% y el subempleo en el 30%( DPN  sep 2001), cifras estas que resultan mas dramáticas en el sector rural donde los pobres son cerca al 80% y la inversión en el sector rural es una de las mas bajas del mundo con 17 US por habitante al año, frente a 20 US de el Salvador, 25 US de la India, 69 US del Perú, US 137 de la Argentina, US 232 de Kenia, US 250 de Nicaragua, US 416 de Chile, US 494 de México, US 18.000 de Estados Unidos y 28.150 US de Japón ( fuente FAO).

Resaltan las cifras del sector rural por ser Colombia un país tropical, que  podría solucionar sus problemas de hambre con la producción local de alimentos, factor que junto al de la biodiversidad le permitiría  con un decidido apoyo a  la ciencia y a la tecnología, alcanzar el desarrollo, partiendo de los muchos productos que se pueden obtener de nuestra riqueza vegetal. En el agro no está el problema como muchos creen, en el agro está la solución al hambre y al desarrollo, lo cual seria un claro aporte al proceso de paz, que tiene como epicentro del conflicto, el sector rural.

Por justicia social y por elemental ética tenemos todos los colombianos que aportar para solucionar el más grave problema que sufre la mayoria de la población “el acceso a los alimentos”.

Viendo los resultados hasta hoy logrados por el modelo económico actual, bien vale la pena seguir los direccionamientos planteados por el Indú Amartya Sen, quien con la teoría de la titularidad del alimento se ganara el premio Nóbel de economía en 1998, sosteniendo que el problema del hambre no es un problema de producción, sino un problema de titularidad, de poder acceder a los alimentos. En un país con 2´973.000 predios rurales de los cuales 2´299.000 (82.3%) son iguales o menores a una unidad agrícola familiar (UAF), medida que da el área necesaria para que la familia rural tenga los ingresos que le permitan vivir dignamente (dos salarios mínimos legales), resulta claro que estos cerca de  2´300.000 predios pequeños, que alojan el total de la población rural del país, podrían producir sus propios alimentos, si se hace una gran campaña nacional de seguridad alimentaria.

Trabajando la teoría de la titularidad de los alimentos, se empezó hace siete años el programa Seguridad Alimentaria Local (SAL) por parte del Centro Internacional de Agricultura Orgánica CIAO, quien además de escribir la metodología para el ministerio de agricultura y desarrollo rural, la ha aprobado y ajustado en todas las regiones del país, adaptándola a las diferentes condiciones agro ecológicas y culturales.

La filosofía del programa de seguridad alimentaria está enmarcada dentro de nueve premisas básicas:

  • El programa está dirigido a pequeños productores del sector rural.
  • El predio debe tener un eje económico principal bien sea este el café, el arroz, el sorgo, la pesca, la yuca etc. Incluso el alquiler de la mano de obra (jornal).
  • Mejorar la relación ingreso-egreso por la vía de la disminución del gasto, dejando de comprar lo que se puede sembrar.
  • Producir la mayor variedad de alimentos que consume la familia, sin generar excedentes de producción, los excedentes los genera el eje económico principal.
  • Manejar el concepto de rentabilidad (mayores ganancias), antes que productividad (mayor producción por unidad de área).
  • Promover la cultura SSP=SP LA SOLUCIÓN A SU PROBLEMA ES SU PROBLEMA. El estado apoya, pero es el agricultor el que decide su futuro.
  • Se trata de un proyecto cultural antes que técnico (de transferencia tecnológica), busca el cambio de actitud, estimula a sembrar antes que enseñar a cultivar.
  • Cambia la asistencia técnica por la extensión agropecuaria, el agente externo muestra alternativas, lleva y trae conocimientos (vaso comunicante) y deja al productor que decida: Que, Como, Cuando y Cuanto producir.
  • Termina radicalmente el asistencialismo. Nada absolutamente nada se regala, todo se valora, tanto los insumos que aporta el proyecto como los conocimientos y el tiempo que aporta el productor. Es un juego donde todos toman y todos ponen. Es el negocio donde todos aportan y todos ganan.

Aplicación práctica de esta filosofía son los proyectos SAL de Anserma Caldas y el proyecto PESA (Pereira Es Seguridad Alimentaria). Este último en el año 2.000, atendió 1.600 familias campesinas (8.000 beneficiarios) por un valor de $ 543´000.000, lo que significa un  costo de $ 67.875 beneficiario año o de  $ 339.000 familia año.

El proyecto SAL de Anserma Caldas fue seleccionado por la Unión Europea como uno de los cinco casos exitosos de gestión publica en Colombia en el año 2.000, por esta razón y por  tener características de pequeño municipio rural menor de 50.000 habitantes como la gran mayoría de municipios del país ( mas de 1.000) detallaremos brevemente esta experiencia.

Anserma Caldas con una población de 46.571 (censo 1.993 proyectado) 24.311 urbanos y 22.440 rurales, tiene 4.845 fincas de las cuales 3.343 (el 69%) tienen 5.0 hectáreas o menos  La administración decidió durante los tres años del periodo 1.988-2.000 implementar como programa bandera el proyecto SAL y complementarlo el 2 y 3 año con el proyecto SALE (Seguridad Alimentaria Local Educativa).

El proyecto durante los tres años atendió en  59 de las 63 veredas (una cobertura del 94%), a una población de 603 familias o predios (3.015 beneficiarios) es decir el 18% de todos los

pequeños predios del municipio, con un costo para el año 2.000 de $ 160 millones para las 395 familias atendidas ese año lo que significa un costo de $ 405.000 familia año.

El proyecto le ahorra a una familia promedio de la zona en solo 8 productos que dejan de comprar (maíz, fríjol, plátano, yuca, hortalizas, café, huevos y carne) la suma de

$ 3´153.167 por agricultor año ($ 2´274.600 del 87 con un ajuste por inflación del 16.7% para 1.998; de 9.23% para 1.999 y del  8.75% para el 2.000) ahorro igual al valor de 284 jornales o al valor de 80@ de café que es la producción de 2 has en los pequeños productores (40@ por ha es el promedio nacional de los pequeños). Si tomáramos los 395 productores atendidos en el año 2000, el ahorro equivaldría $ 1.245 millones, es decir 7.7 veces la inversión que Anserma hizo en el proyecto ese año $ 160 millones. Si llevaremos el ahorro a los 3.343 pequeños productores del municipio estaríamos hablando de $ 10.540 millones, cifra que resulta casi el doble del presupuesto del municipio en el 2.000 que fue de $  6.040 millones.

Buscando la sostenibilidad del proyecto el segundo y el tercer año, se implemento el proyecto SALE (Seguridad Alimentaria Local Educativa), el cual busca cambiar la actitud de los estudiantes rurales frente a la producción de alimentos locales, fue así como en 48 de las 59 escuelas rurales del municipio, se llevó el programa a los estudiantes de los grados 3, 4, y  5  primaria, llegando a 746 alumnos (3.730 beneficiarios) es decir al 16% de los 22.240 habitantes rurales del municipio. Este proyecto tuvo una inversión de $ 42 millones lo que significo un costo de $ 93.500 alumno año.

Una evaluación hecha durante el tercer año del proyecto encontró que el 66% de los adultos y el 53% de los niños  continuaron el proyecto a pesar de haber terminado su ciclo (ciclos de un año por grupo), lo cual se considera un excelente resultado tratándose de un proyecto cultural (cambio de actitud) y no un proyecto de transferencia de tecnología.

Los resultados obtenidos y las experiencias montadas en todo el país, permiten  plantear un gran programa nacional de  Seguridad Alimentaria, partiendo de la teoría de lo atípico implementada en Vietnam por Jerry Stern, que dice que en las comunidades, las organizaciones o los grupos sociales existen personas que obtienen mejores resultados que sus vecinos, lo que hay que hacer es analizar esos secretos, técnicos o métodos que tiene esa persona identificarlos, sistematizarlos y masificarlos.

Basados en lo anterior, el gobierno debería impulsar un  proyecto de seguridad alimentaria, lo cual sería posible en un país en crisis, haciendo sinergias entre los ministerios involucrados en la temática como Agricultura, Ambiente, Salud, Educación entre otros y entidades como el Sena, ICBF, CORPOICA Etc. Direccionando recursos de estas entidades

se podrían cubrir en los cuatro años del gobierno  las 2´299.000 pequeñas fincas que tiene el país, haciendo 574.750 cada  año, con una inversión de $ 500.000 pesos por predio significaría $ 287.3754 millones anuales (una cuarenta y ochoava parte de lo que al sector

financiero Colombiano se le entrego en el año 2.000), de los cuales los municipios aportarían la mitad representados en logística, oficinas y técnicos es decir $ 143.687 millones y el gobierno central otros $ 143.687 repartidos la mitad del presupuesto central   $ 71.843 millones (un poco mas de lo que se ahorro en las elecciones) y las entidades los restantes $ 71.843.

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