Café con C de Crisis

Crisis:

  • Mutación considerable que acaece en una enfermedad, ya sea para mejorarse, ya sea para agravarse el enfermo.
  • Juicio que se hace de una cosa después de haberla examinado cuidadosamente.

De las siete definiciones que tiene la vigésima edición (1984) del Real Academia, nos parecen apropiadas para este foro la primera y la quinta, porque sí examináramos cuidadosamente el tema cafetero podremos lograr una mutación considerable del enfermo hacia la mejoría.

Quisiera para ambientar el tema, resaltar brevemente algunos puntos del artículo de la revista DINERO (julio 19 de 2001) “café, la última gota”.

Hace 25 años el café era el 50% de las exportaciones de Colombia, hoy es sólo el 6%, lo cual significa que no es un renglón importante para el Estado, razón de ello es la lenta y poca reacción que este ha tenido ante los precios de hoy, los cuales hace 25 años hubiesen generado una crisis cambiaria y una devaluación de tal magnitud, que se habría tenido que manejar como grave, gravísimo problema de Estado.  Afortunadamente para el país y desgraciadamente para los cafeteros el problema es hoy.

Colombia en 800.000 hectáreas produce actualmente 10.6 millones de sacos: Minas Gerais en casi la misma área produce 20 millones de sacos y Vietnam 14 millones en 400.000 hectáreas, lo que significa que podrían producir 28 millones de sacos en el área que cultiva e Colombia, lo anterior significa que Brasil es dos veces más productivo que Colombia, Vietnam es 2.8 veces. Estas diferencias son técnicamente productividad, que para llegar a ese grado de eficiencia requeriría una inversión en dinero y en tecnología tan pero tan absurdamente abundantes, que en las actuales circunstancias del país resultan inpensables.

Diferencia de productividad que se ve agravada por el costo de producción colombiano (U$ 80 centavos por libra) más del doble que el de Vietnam (0.35 centavos) para vender a 0.70 centavos valor promedio durante el año 2000.

Como si fuera poco la opción de un mejor precio en el futuro es muy difícil que logre aumentos significativos, cuando las reservas de café en el mercado son de 55 millones de sacos.  Para rematar, el gusto de los consumidores está cambiando y paises como Alemanía (que antes nos compraban el 30% de nuestro café, ahora sólo el 16%) que tomaba un café con el 10% de robustas, hoy lo toma con el 30% de robustas (café no suave).

El panorama anterior nos pone ante una dura, durísima realidad, hoy no hay precio y en el futuro dificílmente lo habrá y nuestros costos no dan opción en un mercado globalizado como es el mercado del mundo moderno.

Con esta ambientación permítame buscar las causas de la crisis más allá que en el propio café.  Si analizamos los por qué, las causas y las razones de la crisis es posible que podamos encontrar soluciones más integrales al café.

No me considero un experto en café como para plantear soluciones en este foro, pero ese hecho de no ser experto me da la ventaja del pensamiento lateral, de la neurolingüística y me permite al menos hacer preguntas simples que a los expertos no se les ocurren por eso, por lo simples.

Creo que los cafeteros hemos caido en el mito y eso no nos ha permitido encontrar nuestra verdad, recordando a Jhon F. Keneddy “el enemigo de la verdad no es la mentira, es el mito”.  Si queremos encontrar la verdad verdadera del café tendremos que olvidarnos de decirnos mentiras o verdades a medias o verdades tibias.

Nuestra crisis requiere cirujía mayor no paños de agua tibia y la cirujía mayor es dolorosa, pero puede salvar.

La verdad de hoy, no significa que es la misma verdad de ayer, los tiempos cambian, los contextos son diferentes, las circunstancias en que se tomaron las decisiones eran otras buen precio, buena producción, buen pacto.  La verdad es suponer que se actúo de buena fe, con buenas intenciones.  La verdad que nos sacará adelante no parte de hacer juicios, de hacer cacería de brujas, es entender el ayer y actuar en el hoy.

La primera pregunta simple que debemos hacer para buscar la verdad, será a quien queremos salvar, al café o al cafetero, creo que esa precisión es importante para definir la estrategia.

Preguntémonos que tan cafeteros son los cafeteros? o acaso serán más agropecuarios que cafeteros, será que lo que aman es el campo y la vida rural y que si les mostramos otras opciones validas y rentables ellos las toman.  ¿Cuántos cafeteros han sido citricultores, tomateros o pitayeros?, ¿cuántos quisieran ser ganaderos?

Ahora preguntémonos si es Caldas, un departamento cafetero o ganadero?  Si es por extensión o por rentabilidad es un departamento claramente ganadero  459.064 hectáreas frente a 99.634 de café (13%) y de rentabilidad ni hablemos.

Preguntémonos para qué sirven nuestros suelos, si miramos los mapas del IGAC (1980) la Dorada debería estar en agricultura y no en ganadería y la tierra ocupada por el café debería estar ocupada por bosques.

Preguntémonos cuales son los criterios para definir las zonas del café, las técnicas o las metas de producción, porque aún recuerdo campañas de café a 2.000 m.s.n.m. en Anserma (Caldas) y café en el Valle del Cauca al lado de Buga.

Si queremos salir de la crisis tenemos que preguntarnos si no habrá que reinventar el negocio del café desde la producción, desde el beneficio, desde su transformación y desde la comercialización.

Reinventar el negocio puede ser entender que no es sostenible un suelo con 20.000 árboles por hectárea, ni tampoco con 10.000 por hectárea.  Tenemos que tener el café que puedan sostener nuestros suelos siendo sostenibles.

Reinventar el negocio puede ser entender que estamos en el trópico y que en el trópico caen los rayos de sol perpendicularmente los 365 días que tiene el año y que no solo habría que cubrir racionalmente el cultivo, sino también el suelo, porque una gota cae a 80 km/hora y esa gota de agua que salva cosechas también puede destruir suelos.

Reinventar el negocio podría ser volver a usar las leyes físicas, es usar la gravedad, es volver a las tolvas de caída no las de flotación y un beneficio que no use 40 litros de agua por kilogramo de café pergamino seco (C.P.S.)

Reinventar el negocio del café sería entender la fisiología de la planta y acordarnos que todo su proceso no es más que la transformación de la energía lumínica y entonces eso nos podría decir que en dos árboles por sitio, la mitad de las hojas no reciben sol y por lo tanto esa mitad no dará frutos.

Reinventar el negocio podría ser entender que producimos la mejor almendra del mundo y que si eso es cierto, la mejor almendra tendrá que usarse en el mejor producto y así tendremos que llenar el mundo de cafes especiales: café amigo de los pájaros, café amigo de las mariposas, café amigo del campo, del agua, de las montañas, tenemos que vender café de orígen (de Caldas, de Anserma, del Huila), tenemos que vender café sano, café libre de químicos, café ecológico (orgánico), café de altura, café 100% maduro,café muy tostado, café café y cafés muchos cafés más.

Reinventar el negocio podría ser permitir que los productores vendan, que los intermediarios vendan, que los vecinos vendan, que los amigos vendan, que el que quiera vender venda.

Si somos los segundos exportadores de brasieres del mundo, si somos los primeros en exportar dientes artificiales, si los colombianos son capaces de vender 700.000 dólares de molinillos de madera a Canadá y Estados Unidos, si somos capaces de vender cocaína con todo el mundo persiguiéndonos, porque no vamos a ser capaces de utilizar esos 2 ó 3 millones de abogados, ingenieros, veterinarios, gerentes y amas de casa colombianos que en otras tierras están siendo subutilizados los unos y explotados los otros, para que se monte la más fabulosa cadena de venta puerta a puerta en todo el mundo.

Reinventar el café podría ser manejar el sistema cafetero no el cafeto, es entender que del café solo usamos eficientemente el 0.7% que representa la cafeína, el resto o lo subutilizamos o no lo utilizamos.  Hace 24 años, en 1977 CENICAFE publicó su boletín técnico No. 6 en el que nos dice que de la raíz, el tallo, hojas, flores y frutos se pueden sacar más de 200 subproductos de uso no alimenticio y habló de una ciencia llamada QUIMURCIA.  ¿Cuánto la hemos aplicado?, ¿cuánto hemos avanzado en esto? no sé, pero esa realidad está ahí.

Reinventar el café podría ser manejar la diversidad que manejaron nuestrso mayores, diversidad no solo de cultivos sino de ingresos, ellos nuestros mayores que hicieron grande Caldas, Quindío y Risaralda, no solo llenaron estas tierras de hijos sino de progreso.  Hoy sus hijos qué hemos hecho con el negocio que heredamos? ¿Dónde lo hemos llevado?, en qué lo tenemos?

Reinventar el café podría ser entender la economía y entender de ingresos y de ingresos imputables, por eso nuestros mayores producían para vender (P.P.V.) y producían comida no para vender sino para no comprar (P.P. no C.).

Si queremos salvar el café tendremos que adaptar el negocio a la nueva realidad.

  • La nueva realidad y la historia nos enseñó que cuando la Federación tuvo como política hacer de los productores un gremio, fue absolutamente exitosa y cuando decidió volverse grupo económico (financieras, bancos, transporte aéreo y marítimo, etc.) resultó estruendosamente perdedora.
  • La nueva realidad nos dice que no exportamos 16 millones de sacos ni lo vendemos a U$ 2 la libra, por lo tanto no podremos tener gerentes en Nueva York y en Bruselas de 18.000 U$ mensuales libres de impuestos, eso significan sin muchas arandelas 55.000.000 mensuales por gerencia ¿cuántas tenemos? o cambiamos los perfiles o aprovechamos el desempleo y ajustamos salarios?
  • La nueva realidad nos dice que no podemos seguir manteniendo tan bellas oficinas sin técnicos que apoyen el gremio o nombramos técnicos o cambiamos de oficinas.

Reinventar el café podría ser permitir que se reinventara el negocio, permitir vientos de cambio, quizá huracanes de cambio no brisitas tibias de cambio.

Reinventar el café podría ser cambiar de actitud, es entender que fuimos grandes y fuertes, que fuimos Estado y que hoy no lo somos y por no serlo no podemos dejar que nos humillen que nos maltraten.

Reinventar el café podría ser dejar la esquezofrenia, el siperismo y el ojalaterismo.  Ojalá el precio estuviera a 2U$, ojalá produjéramos a 20 centavos de dólar, ojalá, ojalá, ojalá…

Reinventar el café podría ser entender que somos sapiens, que la gran diferencia no está en el genoma, está en el cerebro.

Reinventar el café no es esperar mucho del Estado, ni creer que tarzán va a venir a salvarnos, es entender que esos cafeteros que fuimos grandes y dignos volveremos a serlo.

No escondamos la cabeza, como los avestruces, no sigamos castigando nuestro cuerpo y nuestra mente, volvamos a ser esos orgullosos campesinos que fuimos.

Y así podremos en un nuevo amanecer con felicidad…

Muchos cafés, perdón muchas gracias.

Documento presentado en congreso de cafés especiales Armenia Quindío 2.002

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