REFLEXIONES

Los profundos sentimientos despertados van más allá de una discusión a cerca de la tecnófobia o si el diablo fue el presidente estadunidense Harry S. Truman al dirigirse al pueblo japonés con soberbia: « Si no aceptan nuestras condiciones pueden esperar una lluvia de destrucción desde el aire como la que nunca se ha visto en esta tierra»[i]. Desde el comienzo de la historia, la humanidad ha creado herramientas y el uso que demos a estas solo proviene de la moral de quien las utiliza.  La ciencia y la Tecnología son una posibilidad más para el desarrollo. Junto a expresiones tales como «desarrollo sostenible» o «globalización», hoy es muy común escuchar mentar la «sociedad del conocimiento ». Sin embargo, a la luz de la actual situación de América Latina y en particular de nuestro país, parecería adecuado que también podamos hablar de la sociedad del «desconocimiento».

Para bien o para mal, el conocimiento es hoy generalmente reconocido como un mecanismo crucial de estructuración y dinámica social. Sin embargo, hoy, como nunca, es el conocimiento de base científica y tecnológica el que ha adquirido ese protagonismo; y lo ha hecho además en una medida nunca antes alcanzada, como factor crucial de la productividad, del poder e incluso de la experiencia personal.

Las actividades científicas y tecnológicas van de la mano con la evolución de las sociedades, que fijan límites o facilitan tanto el proceso de creación de conocimiento científico tecnológico como su uso social o económico. Asistimos al crecimiento de una forma inusitada de profundización del impacto de la ciencia y la tecnología en la sociedad y en la economía: la adopción de innovaciones tecnológicas radicales que cambian la fisonomía del aparato productivo y los modos de interacción social.  En nuestra América latina, nuestros países, llamados, países del tercer mundo o en “vía de desarrollo” – como niños con problemas de crecimiento-, los desarrollos tecnológicos son a los más, esfuerzos muy focalizados, con poco impacto regional y con pobrísimo  apoyo estatal. Ya no hay solo diferencias entre quienes tienen y no tienen, sino entre los que saben y los que no saben, entre los que tienen y no tienen acceso al conocimiento científico y tecnológico, entre quienes están conectados o desconectados de la Red. Existe, de hecho, una nueva «brecha tecnológica» en la globalización que divide las economías según su capacidad para la generación, asimilación y difusión del conocimiento. Es tan eficaz la inversión en educación, ciencia y tecnología para el desarrollo de un país, que ahora vemos como se aleja día a día  de nuestro panorama el hermano país de Brasil.  En relación con esto, recordé la intervención durante “la convención sobre el desarme de 1932” de quien la revista Times eligió como el hombre del siglo describiéndolo:

«En un siglo que será recordado ante todo por su ciencia y tecnología, en particular por la capacidad de comprender y utilizar la fuerza del átomo y del universo, una persona se destaca claramente como la mente más grande y el ícono supremo de nuestra época: el benigno profesor distraído, cuya cabellera revuelta, ojos penetrantes, seductora humanidad y genio extraordinario hicieron de su rostro un símbolo y de su nombre un sinónimo del genio, Albert Einstein[ii].»

« Convención sobre el desarme- Berlín, 4 de septiembre de 1931

Todos los logros que ha alcanzado el genio inventivo de la humanidad a lo largo de los últimos cien años nos habrían permitido vivir en un estado de despreocupada felicidad si la capacidad organizativa del hombre hubiera corrido paralela a los avances técnicos. Dado el estado de las cosas, los cuestionables logros obtenidos por nuestra generación en la era de las máquinas son tan peligrosos como una cuchilla de afeitar en manos de un niño de tres años. La posesión de unos medios de producción extraordinarios no ha aportado libertad, sino preocupaciones y hambrunas. (….) La tarea de las personas que vivimos en estos tiempos cruciales no consiste únicamente en esperar a los resultados y criticarlos; debemos aportar a esta gran causa todo lo que podamos. Porque el destino de la humanidad será el que, verdaderamente, nos hayamos ganado y merecido. »

Actualmente los tsunamis de información sobrepasan el conocimiento que podemos asimilar, en nuestra realidad cada vez mas confusa, con una RELATIVIDAD MORAL predominante, en donde podemos mirar desde el espacio morir a 925 millones de personas de hambre[iii] es muestra de nuestra contradictoria realidad. Es pues el reto que todos tenemos, ir a la par entre el desarrollo tecnológico- científico y la Responsabilidad Social – Moral que conlleva el conocimiento,  más ahora,  que el país está BAJO LAS AGUAS de la corrupción y de serias reformas a la educación.


[i] «Discurso del presidente Truman» (en inglés). Consultado el 8 de abril de 2009.

[ii] «Einstein as Person of the Century (or Not?).» (en inglés) Center for History of Physics Newsletter. Volume XXXII, No. 1, Spring 2000. American Institute of Physics.

[iii]Mapa Interactivo del Hambre, FAO. http://www.fao.org/hunger/hunger-home/es/

 

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