GRAFIA Y SIGNO escrituras de lo visual

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Diseños: Freddy Tangarife

El dibujo como escritura poética, ha sido una de las manifestaciones de esa síntesis entre signo y palabra. No en vano se habla en este caso de una escritura que busca su transmutación en el dibujo, optando por el grafismo, sin detenerse en el acercamiento únicamente de carácter ilustrativo recíproco entre dos lenguajes.
Entre la palabra escrita y la imagen visual hay márgenes sutiles y borrosas,
incluso esos límites llegan a desdibujarse. A veces la escritura se hace corporalidad
–el signo convertido en cuerpo visual, en materia. Es el soporte del libro arte donde se da, en esencia, la materialización de esa consonancia.

En el dibujo el trazo es la huella de la acción y, a la vez, escritura que registra meditación e incertidumbre frente a su lectura y de ello deviene su aproximación a una grafía certera del balance conceptual que lo genera; lo que va del interés por el dibujo a partir de esa inquietud elemental de representar lo inmediato, lo habitual, lo visible en fin; lleva a consideraciones del orden de la memoria, el imaginario que dan cuenta de la experiencia del mundo vertida en los trazos sobre un papel. Crear, dibujar, el dibujo es el medio por el cual el pensamiento se cristaliza y toma cuerpo, más allá de lo aparente, entre lo que es y lo que no es, entre lo que soy y no soy. En la experiencia artística, los accidentes de esa “línea con memoria” como acertadamente llamaba Matisse al dibujo, manifiestan la disposición a la caducidad permanente, hacia el ser indeterminado e indefinible que, desde las premisas trazadas por la filosofía, la ciencia y el arte no disuelven la penuria más apremiante de la mente occidental: el imperativo de ordenar aún lo no ordenable.

Transcribir, apuntar, anotar, inscribir, redactar, componer, copiar, expresar, explicar, informar, formular, exponer, aclarar, representar, consignar, registrar, reproducir, pergeñar, idear, concebir, crear, trazar, caligrafiar, rayar, rotular, etiquetar, marcar, garabatear, garrapatear, emborronar, firmar, rubricar, autografiar, signar, manchar, ensuciar cuartillas, relacionar, dejar correr la pluma, asentar, documentar, colaborar, compilar, resumir, abreviar, reflejar, traducir, verter, trasladar, interpretar, librar, relatar, narrar, contar, dramatizar, historiar, interlinear, tachar, anular, corregir, borrar, acentuar, tildar, subrayar, puntuar, entrecomillar, marginar, encabezar, fechar, datar, dictar, mecanografiar, dactilografiar, taquigrafiar, estenografiar, editar, publicar, imprimir, estampar, sacar a luz, dar a publicidad, remitir.

Pero esta acción de inscribir sobre una superficie ha derivado en múltiples formas de realización, gracias a la emergencia de nuevos dispositivos que se acogen a las artes visuales en los medios digitales, la instalación, el video y el performance. Incluso las nociones mismas de arte han cambiado frente a este nuevo régimen de visibilidad, la perspectiva del observador y el repertorio de información disponible en todos los ámbitos del conocimiento.
El concepto de libro de artista va a evolucionar como género independiente en el límite de todas estas disciplinas, escenarios de creación artística y formas de representación durante el siglo XX. En este marco general que conforma este contexto, llámese libro arte o libro de artista- hay un matiz que particularmente llama la atención y al que vale la pena dedicarle algunas líneas: una zona de confluencia donde escritura y forma se confunden, entrelazamiento de lenguajes indiferenciados y franja de intersección donde confluyen distintos sesgos: escrituras de lo visual.

Si bien no se trata de algo nuevo-ya encontramos antecedentes en los manuscritos miniados del gótico, en la escritura automática surrealista, en las experiencias caligráficas del expresionismo; si hay una diferencia sellada en la desaparición de los dispositivos simbólicos rígidamente demarcados que daban origen a estas prácticas y que establecían un sistema de
reglas, normas y métodos consustanciales a su finalidad: El monje, el scriptorium, los temas religiosos – el artista moderno, el atelier, y su aura de genialidad marginal. En la esfera de artístico hoy asistimos a un entrecruzamiento de lenguajes, a una hibridación de formas y procedimientos en el dibujo, donde conceptual y materialmente se exceden las limitaciones de sus medios. “Detrás de ese exceso está el cuerpo hablando al cuerpo, pero está también el pensamiento que ese cuerpo se da sobre todo cuanto hace; detrás de ese exceso está, en una palabra, la Representación, pero sobretodo la representación de que no hay pensamiento sin cuerpo.”

El soporte para estas nuevas escrituras de lo visual puede ser tan variado como su naturaleza; desde el papel y la tela hasta el uso de los leds electrónicos, los pixeles de la pantalla, pasando por la luz en la fotografía o el mismo cuerpo en la performance, o incluso su inhibición o ausencia manifiesta. Acciones como la de recolectar, coleccionar o incluso señalar se incluyen en esta expansión de posibilidades y recursos visuales. Pero, retomando el tema de lo bidimensional, del cuadro, existe una línea de acción en muchos artistas encaminada a utilizar toda la eficacia significativa del grafismo gestual directo. Legible o no, este uso de grafismos, se constituye en un recurso de muchos autores para señalar el potente simbolismo de las grafías excluidas de su marco tradicional: el texto. Generalmente su fin no es explicativo, no está incluyendo la ficha técnica dentro del marco de la obra, ni pretende establecer rótulos, está más cerca del lenguaje poético, de la contingencia que abre sugerencias y riesgos interpretativos para constituirse en un elemento más en la imagen resultante. En las obras de artistas como Miró, Tobey, Klee o Michaux encontramos ese vínculo que se despliega sobre imaginativas revelaciones caligráficas, equiparando cuadro e imagen, devolviendo a la letra la cualidad pictográfica característica de los ideogramas en las protoescrituras, a través de de la creación de un sistema de signos, de convenciones.

De la misma manera podemos comprobar que, en gran parte del arte contemporáneo como escenario de multiplicidades, el dibujo- texto se hace fundamental como obra en sí misma, acogiendo trayectos y momentos que equiparan el viaje a la misma experiencia de vida, y se acude al dibujo como juego representacional para extraerle toda su condición de polisemia, de imaginario, incluyendo textos dibujados que trasladan el contexto original del apunte a otras circunstancias que sobrepasan la figuración o la mera ilustración, instituyendo un sentido o una simbolización en un contexto más amplio de lectura.

Aportes de la caligrafía china
Para nuestras grafías occidentales la palabra escrita es un código, una elaborada abstracción que marca todo el trasunto del logos y que determina nuestra forma de pensar. Bien distinto a lo que sucede con la caligrafía en oriente que, en el caso de la escritura China, sigue conformando una relación directa con los pictogramas que le dieron origen; y que representa un inmenso bagaje visual y una riqueza de formas que se funden con los elementos no lingüísticos en la pintura volviendo indivisible la función del pintor-calígrafo. Frente a las dicotomías paralizantes de la cultura occidental, la posibilidad de aunar imagen y escritura, conocimiento y arte, naturaleza y cultura en un todo armonioso, es una característica que distingue a esta civilización; no existe en la grafía china un alfabeto, hay cerca de 40.000 caracteres, cada uno de ellos representando un vocablo, una forma gramatical que se aprende a dibujar desde la infancia con los medios tradicionales de la tinta y el papel de arroz, lo que identifica la mentalidad china, imaginativa y práctica y a la vez hermética y distante. Aún así, y directamente de esta influencia creciente, encontramos de este lado del imago mundi, algunos esbozos por los que, lo indefinible resplandece como pasaje subyacente de lo real: escrituras, desplazamientos, huellas, rizomas, nociones elaboradas por el pensamiento contemporáneo para impugnar, por un lado el cogito ergo sum cartesiano y por otro lado, la vocación representativa del lenguaje. La caligrafía china como arte, ha extendido su influencia a la enseñanza académica en todas partes vista, ya sea como aprendizaje filológico o como disciplina de lo visual.

Carlos Augusto Buriticá

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Categorías: Arte

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