Cómo distribuir una alacena para mantener la cocina ordenada

La cocina es el corazón del hogar moderno, un espacio integral donde la funcionalidad se encuentra con la estética. Sin embargo, incluso la cocina más hermosa puede convertirse rápidamente en un caos si no está ordenada. Una alacena organizada es el primer paso para hacerlo de manera eficiente.

Una alacena bien distribuida no solo facilita encontrar lo que se busca al instante, sino que también optimiza el flujo de trabajo, reduce el desperdicio de alimentos y, en última instancia, contribuye a una experiencia culinaria más placentera y menos estresante.

No se trata sólo de almacenar, sino de diseñar un sistema lógico que se adapte a tus hábitos y al tipo de uso que le das a tu cocina. La clave reside en la planificación, la categorización y la aplicación de principios de accesibilidad.

Principios fundamentales: De la clasificación a la accesibilidad estratégica

Antes de comenzar a mover artículos o comprar organizadores, es esencial entender los principios básicos que guían una distribución eficiente de la alacena en tu cocina integral.

Aquí te compartimos algunos principios que te permitirán crear un sistema sostenible que se mantenga ordenado a largo plazo. Entonces, clasifica los productos en categorías lógicas:

  • Alimentos: Harinas, pastas, arroces, legumbres, conservas, especias, aceites, snacks, cereales, repostería, etc.
  • Utensilios y pequeños electrodomésticos: Batidoras de mano, procesadores pequeños, tostadoras, cafeteras, etc.
  • Vajilla y cristalería: Platos, vasos, tazas, tazones, cubiertos.
  • Batería de cocina: Sartenes, ollas, cazuelas, bandejas para hornear.
  • Contenedores de almacenamiento: Tuppers, frascos de vidrio.
  • Artículos de limpieza: Detergentes, desinfectantes, trapos.

Una vez clasificado, es momento de ser implacables y aplicar el principio de descarte para todos aquellos productos caducados y de donación para aquellos utensilios que no usas o que tienes repetidos.

El siguiente principio es la zonificación, todos los espacios se benefician de tener estaciones o zonas de trabajo y la alacena debe reflejar esta lógica. Los artículos deben almacenarse en la zona donde se utilizan con mayor frecuencia. Por ejemplo:

  • Zona de cocción: Cerca de la estufa y el horno disponer ollas, sartenes, especias, aceites, ingredientes de uso frecuente.
  • Zona de preparación: Cerca de la encimera principal organizar utensilios, tablas de cortar, cuencos mezcladores, especias variadas.
  • Zona de desayuno y bebidas: Cerca de la cafetera o tetera ubicar tazas, café, té, cereales, tostadora, etc.
  • Zona de limpieza: Debajo del fregadero guardar detergentes, esponjas, trapos, etc.
  • Zona de almacenamiento de alimentos secos: En un lugar fresco y oscuro almacenar pastas, arroces, conservas y productos enlatados.

Finalmente, incorpora el principio estratégico de accesibilidad, ubicando los artículos de uso diario a la altura de los ojos o en estantes de fácil acceso; los artículos de uso ocasional en estantes más altos o más bajos; y los artículos más pesados y voluminosos que siempre deben ir en la parte inferior para evitar accidentes y facilitar su manejo.

Maximizando el espacio: Soluciones de almacenamiento inteligente

Una vez que has clasificado y zonificado, es momento de pensar en cómo optimizar el espacio dentro de tu alacena. La clave no es acumular más, sino utilizar el espacio existente de manera más inteligente.

Usar repisas que puedan ajustarse son un elemento básico invaluable ya que permiten adaptar la altura de los estantes a los diferentes tamaños de los artículos, eliminando el espacio vertical desperdiciado. Si, en cambio, tienes estantes fijos, puedes considerar agregar organizadores apilables para maximizar la altura disponible.

Etiquetar cada contenedor es fundamental para una identificación rápida y para controlar las fechas de caducidad. A menudo las especias se convierten en un caos de pequeños frascos, y para organizarlas existen múltiples soluciones:

  • Estantes escalonados: Permiten ver todas las especias de un vistazo, evitando que las de atrás se pierdan.
  • Bandejas giratorias: Ideales para esquinas o estantes profundos, permiten acceder a todas las especias con un giro.
  • Organizadores para la puerta de la alacena: Liberan espacio en los estantes.
  • Cajones específicos con insertos: Mantienen los frascos acostados y ordenados.

Los organizadores verticales son perfectos para artículos planos y voluminosos como bandejas para hornear, tablas de cortar, tapas de ollas o sartenes. Separadores de alambre o madera dentro de los gabinetes permiten guardar estos artículos de canto, facilitando el acceso y evitando que se caigan o se desordenen.

Para las sartenes y las ollas, los sistemas de almacenamiento extraíbles son una excelente opción ya que permiten acceder a los elementos del fondo sin tener que sacar todo lo de adelante.

No olvides el potencial de las puertas para aprovechar con organizadores colgantes. Puedes usarlas para almacenar tapas de ollas, rollos de papel de aluminio y film transparente, bolsas de supermercado, o incluso un pequeño bote de basura colgante para residuos orgánicos. Ganchos adhesivos o barras delgadas pueden ser sorprendentemente útiles para utensilios pequeños.

Mantenimiento y adaptación: Sosteniendo el orden en el tiempo

Organizar la alacena es solo el principio, ya que luego hay que mantener ese orden en una cocina activa. Ese es el verdadero desafío puesto que requiere disciplina, hábitos consistentes y la voluntad de adaptar el sistema a medida que tus necesidades cambian.

El primer pilar del mantenimiento en lo que respecta a los alimentos es la rotación respetando las fechas de caducidad. Los productos más antiguos deben ser colocados al frente o en la parte superior para que sean los primeros en ser utilizados.

Otra excelente opción es establecer rutinas regulares de revisión en las que le dediques 15 o 30 minutos a:

  • Comprobar fechas de caducidad.
  • Limpiar derrames o migas.
  • Reorganizar los artículos que se hayan desordenado.
  • Identificar si necesitas reponer algún contenedor o si alguna solución de almacenamiento ya no es efectiva.

Aquí podrás aprovechar para adaptar cualquier espacio o zona que ya no resulte vital. La forma en que usas tu cocina puede cambiar con el tiempo y el sistema de tu alacena debe ser lo suficientemente flexible para evolucionar contigo.

No tengas miedo de probar diferentes soluciones de almacenamiento o de reajustar tus categorías si descubres que una forma de organizar no funciona para tu flujo de trabajo.

Involucra a todos los miembros del hogar en el sistema, dado que si todos saben dónde va cada cosa y por qué, el mantenimiento del orden será mucho más fácil. Explícales la lógica de las zonas y la importancia de devolver los artículos a su lugar designado, esto convertirá la organización en un esfuerzo colectivo.

Una alacena bien distribuida es el resultado de una planificación estratégica, el uso inteligente de soluciones de almacenamiento y un compromiso constante con el mantenimiento.

Al aplicar los principios de clasificación y zonificación, invertir en contenedores y organizadores adecuados, y mantener una rutina de revisión y adaptación, transformarás tu alacena de un mero espacio de almacenamiento en un centro de eficiencia que te permitirá disfrutar plenamente del corazón de tu hogar.

sebastianosorio6

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