walkscapes /Alejandro Mosquera
Se ha reflexionado y escrito mucho acerca de cómo las ciudades han dejado de ser un lugar estable para convertirse en espacios en los que la movilidad y el tránsito son dos de sus rasgos más significativos. La mayoría de nosotros inicia su trayecto diario de manera automática, lo concebimos como el medio para llegar a un destino. Salimos a la calle a comprar. Los centros comerciales, “no lugares” que se han convertido en el punto de reunión y socialización. La ciudad es el escenario donde tienen lugar los acontecimientos imperceptibles, pero que encierran una fuerza poética. Moverse a pie y sin seguir el trazado ideado por el urbanista supone escapar de la normalización y control de la ciudad. Es por ello que adquieren un perfil subversivo que denuncia el conformismo, la estabilidad y la inclinación sedentaria de la sociedad de consumo.
Esta doble faceta de la ciudad, espacio y recuerdo, ha sido utilizada por artistas, que se alejan de la exposición en el cubo blanco para situarse en la calle. El recorrido horizontal o físico de desplazamiento se funde con el viaje vertical, evocador y poético, para constituir obras artísticas que, en esencia, comparten el hecho de caminar, y estéticamente vienen a ser consecuencia de las herramientas/técnicas del contexto en el que se ubica el artista.
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