Un crucero por el Caribe

Un crucero es una forma muy especial de turismo que toda persona debería realizar una vez en la vida. Vivir esa sensación de ver el anochecer en un lugar y levantarse en otro totalmente alejado es como un sueño, como un viaje en el tiempo que desde niños, y no tan niños, todos soñamos. Esta experiencia te permite conocer distintos lugares en unas mismas vacaciones, sitios variados, exquisitos, y sin la necesidad de realizar excursiones para conocer el entorno. El barco atraca y eres libre de conocer costumbres, tradiciones y demás riquezas de las gentes del lugar. Y por la noche, mientras el barco se desliza por el océano, tu puedes relajarte disfrutando de los espectáculos y la juerga del interior del navío.

En este blog os hemos mostrado algunas vivencias en los cruceros, pero hay una ruta preciosa no tan conocida quizá como la que recorre el Mediterráneo o las islas griegas: un crucero por el mar Caribe. Existen diversos trayectos que te llevarán a lugares diferentes, ya que no se pueden conocer absolutamente todas las islas en tan sólo 9 días y 7 noches, que suele ser la oferta más extendida en los viajes en barco. Sin embargo, todas te permitirán descubrir las preciosas playas de arena blanca y las transparentes aguas que dejan ver cómo bonitos peces tropicales se desplazan a tus pies.

Las pirámides mayas cerca de Cancún, las famosas Islas Caimán, navegar entre cocodrilos en Jamaica, recorrer Curaçao entre fachadas llenas de color, islas como Aruba, Granada, Barbados o Santa Lucía. Los lugares para visitar son incontables, todos ellos con una enorme belleza. Experiencias únicas entre rayas, entre un espectacular arrecife de coral o visitando una pequeña extensión de tierra en la que sólo verás una sombrilla y un sinfín de especies alrededor llamada Mopion Island.

Y para concluir el viaje, muchos cruceros te ofrecen la posibilidad de atracar los dos últimos días en La Habana. La entrada a la bahía, la forma en que te va acogiendo, será una de las experiencias del viaje. Después, recorrer los distintos puntos de la ciudad entre casas cuyas paredes castigadas les confieren una belleza aún mayor y la alegría de las gentes te contagiará desde el primer minuto.