Consejos de Adventicio: Abonos

abono

En la pasada edición de «TAREA AMBIENTAL» hablamos mucho sobre el cambio de la administración tradicional de nuestras fincas hacia una más moderna, en la  cual enfatizamos en disminuir la dependencia que tenemos  de los insumas químicos y de la necesidad de producir los abonos, insecticidas, fungicidas y hasta comida más saludable en nuestras propias explotaciones.

Otra práctica en la administración moderna, es empezar a pensar en el hombre como hombre y no como otro instrumento más de producción; es fomentar en cada uno de nuestros trabajadores el sentido de pertenencia hacia la empresa y esto no es más que esa persona que nos vende un servicio se sienta feliz de hacerlo y por tanto cada una de sus labores serán más eficientes, porque él deja de ser un eslabón más en el proceso y se convierte en parte importante de la finca.

Bueno está bien, pero ¿Cómo lograrlo?

Existen varias alternativas, muy aplicables en este caso a los jornaleros y recolectores de café… Piense:

Si usted va a un restaurante y si lo atienden bien y la comida es sabrosa, con seguridad usted vuelve. Pues bien, a los trabajadores de la finca les gusta la «lata», como ellos lo denominan buena, o sea comidas caseras, bien presentadas, sabrosas y aseadas, esto es tan cierto que muchas veces los trabajadores dejan las fincas porque la «lata es mala».

«‘Si usted lleva a vender su café a una compra de café o cooperativa, lo atienden bien y son justos con el valor que le retribuyen por el producto, usted obviamente preferirá ven­der su café en ese sitio.

Igualmente si un recolector o jornalero coge la cereza, se está esforzando por hacer muy bien su trabajo porque esa es su profesión y al momento de pesar, la cuenta no da… seguramente -está un día, pero no dos.

Ahora bien, ¿A quién le gusta dormir incómodo?

A nosotros no, pero muchas veces recorriendo fincas cafeteras uno ve unos cuarteles en condiciones infrahumanas, donde los trabajadores no tienen siquiera un baño para asearse, para sus necesidades normales y por supuesto sus camas deja mucho que desear.

Bueno, ustedes dirán, se enloqueció ADVENTICIO, ahora resulta que los malos del paseo somos nosotros y la verdad la cosa no es por allí, es simplemente una invitación para que recordemos que así unos tengamos y otros no, o que en su defecto unos mandemos y otros no, la diferencia no debe llevamos a olvidar que ambos somos hombres antes de tener plata, capital o poder y por lo tanto merecemos que nos traten como tal. Si por lo menos lo ensayamos podremos sentir cómo los trabajos rinden más, y cómo además de vivir en armonía con la naturaleza, podremos estar en armonía con nuestros semejantes.

 

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